• No abandonar el resto de tratamientos médicos: Mucha gente piensa que al no sentir dolor, la lesión se ha curado. Sin embargo, el alivio no es sinónimo de recuperación, por lo que es preciso compatibilizar las infiltraciones el fisioterapeuta e incluso con la medicación que nuestro doctor nos haya recetado.
• Evitar esfuerzos físicos exagerados: Al igual que en la anterior premisa, la ausencia de dolor puede llevar a confusión. Una lesión no sana de la noche a la mañana y aunque el ácido hialurónico permita mayor movilidad y cero molestias, no es recomendable realizar ejercicio físico al mismo nivel que en los momentos previos a la lesión.
• Respetar el tiempo de reposo absoluto: Este puede oscilar entre las 24 y las 48 horas, periodo en el cual es recomendable andar lo menos posible y permanecer con la pierna en alto.

• Los peligros de usar ácido hialurónico son escasos, ya sea como tratamiento de belleza o a la hora de acelerar la recuperación en lesiones. Sin embargo, las personas alérgicas deben andarse con cuidado ya que es posible que puedan reaccionar negativamente a este elemento. En cualquier caso, al tratarse de una sustancia conocida por nuestro organismo, lo más normal es que su aplicación no cause mayores problemas.

  De forma indirecta es posible que una infección o una herida cercana a la zona en la que procedemos a inyectar el ácido hialurónico puedan verse afectadas, por ello quizá sea preciso esperar a que la zona sane o bien esquivar con destreza la parte dañada. Del mismo modo, si la articulación se encuentra inflamada o infectada lo ideal será posponer la infiltración hasta que la zona evolucione favorablemente.

  Por lo demás, es posible que en los días posteriores a las infiltraciones la rodilla presente un aspecto rojizo o cause picor, sin embargo esta situación es relativamente normal, especialmente en aquellas de piel especialmente delicada. En esos casos puede que la aplicación de los inyectables duela, aunque la molestia remitirá instantes después del pinchazo y será similar a la que se produce durante una extracción de sangre. En lo que respecta a las marcas en la piel, son diminutas y cicatrizan pronto ya que se limitan a un simple puntito rojo que desaparecerá al día siguiente.

Tal y como sucede en la mayoría de casos de infiltración de ácido hialurónico, lo más costoso es hacerse con los inyectables. Si acudimos a un clínica especializada, está no los proporcionará y aplicará por un precio que rondará entre los 150 y los 200 euros. Sin embargo, también existe una pequeña trata para abaratar el coste que consiste en comprar los viales por internet, donde podemos encontrar una caja al precio de unos 150 euros, para posteriormente solicitar que se nos inyecten a través del seguro médico.

En numerosos portales web podemos encontrar multitud de opiniones favorables a la segunda opción, aunque hay que reconocer que se trata de algo más incómodo y pensado a largo plazo. Sin embargo, si el dolor aprieta y la urgencia es considerable, la clínica más cercana podrá solucionar nuestro problema y al acabar con el dolor los 200 euros nos parecerán poca cosa.

Si en el mundo de la belleza las cremas son eficaces aunque indirectas y no tan rápidas, a la hora de sanar lesiones las cápsulas de ácido hialurónico cumplen también una importante función, sobre todo para personas que no desean gastarse un dineral y/o que tienen pánico a las agujas. El bote de pastillas de ácido hialurónico puede costar unos 40 o 50 euros y los resultados se aprecian transcurrida una semana, por lo que se trata de una opción muy a tener en cuenta.