Dado que su pureza absoluta es casi imposible de detectar, el ácido carbónico ha estado siempre envuelto en un gran halo de misterio. Universidades de gran prestigio de todo el mundo han intentado estudiar las propiedades de este esquivo elemento químico, realizando todo tipo de estudios y probaturas con el fin de arrojar algo de luz a su composición en esas décimas de segundo en la que se consigue que la concentración de ácido carbónico sea cercana al 100%.
El ácido carbónico solo se ha podido encontrar como solución acuosa, nunca en estado sólido o gaseoso. Podemos dar con él en mares, océanos, ríos y lagos ya que normalmente se forma cuando el agua entra en contacto con el dióxido de carbono presente en la atmósfera.
De esta forma, la lluvia lo contiene y lo lleva hasta la superficie terráquea. La lluvia ácida, de hecho, se deriva de este fenómeno y es uno de los principales peligros que existen hoy en día para el medio ambiente.
El ácido carbónico está presente incluso en el hielo de los glaciares, aunque en cantidades muy pequeñas.
El incremento de las emisiones de dióxido de carbono ha propiciado que se produzca más ácido carbónico, aumentando así la acidez del agua de nuestro planeta. Esto es peligroso ya que afecta a la vida marina de multitud de seres vivos.
Los corales, por ejemplo, no logran reconstruir esqueletos en un ecosistema demasiado ácido, debilitando los arrecifes que tan importantes son en el mundo acuático.
De igual forma, las ostras silvestres y los criaderos se ven afectados por esta circunstancia, minando una materia prima sumamente rentable y que es muy valorada por los consumidores.
Se calcula que el dióxido de carbono de nuestra atmósfera ha aumentado hasta un 30% en pocas décadas, lo cual afectaría negativamente también a la vida en la tierra si no fuese porque los mares y océanos absorben la inmensa mayoría del ácido carbónico que se deriva de esta situación.
El ácido carbónico no se considera un compuesto químico tóxico o peligroso y prueba de ello es que se encuentra en el cuerpo humano, además de cumplir una importante función como aditivo en multitud de bebidas.
En altas concentraciones, eso sí, puede irritar ligeramente ojos y vías respiratorias. También asume un papel esencial en la formación de cuevas dada su interacción con diferentes rocas, tal y como mencionamos anteriormente.